Hace tiempo, en una cabaña alejada de todo, perdida en
el medio de la nada, vive un joven guardabosques, huérfano desde que tiene
memoria, no destaca por nada en especial, su única caracterÃstica, sólo la
puede conocer, quién le conoce, y quién la conoce, se agobia. Su única
compañÃa, una desconocida diaria, por lo menos para él, cada dÃa con ella es
cómo el primero, aunque él sabe que la
conoce y se esfuerza por recordar quién es ella, no la reconoce y no la puede
recordar, él sabe que le gusta, pero nunca se lanza. Cuando la ve paseando por
el bosque, feliz, sonriendo entre pilares de muy antiguas y desdichadas
civilizaciones, con el cabello ondulado y su único vestido blanco ondeando al
viento, siente la necesidad de estar a su lado, abrazarla y besarla, pero,
nunca lo hace, nunca se acerca y cada vez que ella lo hace, es la misma
historia, siempre la misma fatÃdica pregunta: “¿Ya sabes quién soy?” y ella
siempre obtiene la misma respuesta: “¿Te conozco?”. Este horrible hábito hace que la hermosa muchacha se agobie y se ausente, a pesar de su
ausencia, el muchacho no notará ausencia alguna el dÃa en que no esté, porque
nadie puede notar la ausencia de alguien a quien nunca conoció…
Por Brián Piancino Vazquez
Imagen extraÃda de: http://mantralab.com.ar/blog/?p=140
Por Brián Piancino Vazquez
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