lunes, 12 de mayo de 2014

Memorias frágiles



Hace tiempo, en una cabaña alejada de todo, perdida en el medio de la nada, vive un joven guardabosques, huérfano desde que tiene memoria, no destaca por nada en especial, su única característica, sólo la puede conocer, quién le conoce, y quién la conoce, se agobia. Su única compañía, una desconocida diaria, por lo menos para él, cada día con ella es cómo el primero, aunque él sabe que la conoce y se esfuerza por recordar quién es ella, no la reconoce y no la puede recordar, él sabe que le gusta, pero nunca se lanza. Cuando la ve paseando por el bosque, feliz, sonriendo entre pilares de muy antiguas y desdichadas civilizaciones, con el cabello ondulado y su único vestido blanco ondeando al viento, siente la necesidad de estar a su lado, abrazarla y besarla, pero, nunca lo hace, nunca se acerca y cada vez que ella lo hace, es la misma historia, siempre la misma fatídica pregunta: “¿Ya sabes quién soy?” y ella siempre obtiene la misma respuesta: “¿Te conozco?”. Este horrible hábito hace que la hermosa muchacha se agobie y se ausente, a pesar de su ausencia, el muchacho no notará ausencia alguna el día en que no esté, porque nadie puede notar la ausencia de alguien a quien nunca conoció…

Por Brián Piancino Vazquez

Imagen extraída de: http://mantralab.com.ar/blog/?p=140 

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